No cabe duda de que Internet y las nuevas tecnologías han revolucionado nuestras vidas, impactando no solo en la manera en la que nos informamos sobre el mundo que nos rodea sino, especialmente, en la forma en la que nos relacionamos y comunicamos entre nosotros.
Esto es significativamente relevante en las generaciones que llamamos “nativos digitales”, aquellos que han nacido y crecido en la era digital en contraposición a los que nos hemos familiarizado o aprendido sobre ello en la edad adulta.
Los nativos digitales y la tecnología
Las características que describen a los nativos digitales son, entre otras, la destreza en el uso de dispositivos, el deseo de obtener información de manera inmediata y ágil, la capacidad de poner en marcha varias tareas y procesos en paralelo y la preferencia por el aprendizaje lúdico frente a la enseñanza tradicional.
Sin embargo, pese a todo ello se les considera un colectivo vulnerable, puesto que no conocen todo sobre las tecnologías y porque, en muchas ocasiones, no hacen un uso correcto y equilibrado de éstas.
Hace unas semanas, tuvimos la oportunidad de asistir a una conferencia sobre el uso de la tecnología y su influencia en los estudios, y de qué forma, tanto desde casa como desde las instituciones educativas, se debe acompañar a los menores y adolescentes en la utilización de las tecnologías, favoreciendo su uso adecuado, ayudando en la creación de hábitos saludables y apoyando e impulsando estrategias que hagan posible que sean ellos los protagonistas de su propio aprendizaje.
¿Por qué la tecnología resulta tan adictiva?
La tecnología suele ser muy adictiva, en especial para los nativos digitales, por las siguientes razones:
El alto volumen de notificaciones la hace especialmente notable.
Es dónde tiene lugar la mayor parte de la interacción social a través de las redes.
Alimenta la atención del individuo, resultando gratificante y provocando que siempre haya una razón para volver.
Por todo ello, es necesario facilitar a los jóvenes y adolescentes conocimientos, destrezas y habilidades que permitan un cambio en sus hábitos y les ayuden a enfrentarse con mayor éxito a los retos y dificultades de su vida cotidiana.
¿Cuál es la mejor estrategia para el cambio de hábitos?
Para cambiar los hábitos negativos relacionados con el uso de la tecnología, lo más recomendable es hacer que ésta sea “invisible”, poco atractiva o incluso “indeseable”. Algunas maneras de lograrlo son:
Desactivando las notificaciones.
Sugiriendo períodos libres de tecnología.
Fijando un límite de tiempo a través de las aplicaciones.
Animando a los chicos a tener otras actividades de distracción, practicando aficiones o pasatiempos como el deporte, preferiblemente al aire libre y en equipo, o la socialización presencial con los amigos.
La mejor forma de conseguir este objetivo es realizando todo lo citado durante un periodo de 4 a 5 semanas. Es muy importante animar al niño para que no se aleje de la meta y darle una recompensa al final. Hacer seguimiento de dicho proceso aumentará su motivación.
Este cambio de rutinas y reaprendizaje en el uso de las nuevas tecnologías es bueno y necesario, puesto que el uso excesivo de las mismas va siempre en detrimento de otras actividades importantes como estudiar, hacer ejercicio, el ocio cultural, etc.
Además, la ausencia de planificación de un horario que ayude a llevar a cabo todos los quehaceres y tareas diarias favorece que las nuevas tecnologías interfieran aún más en los estudios de los más jóvenes.
¿Cómo usar la tecnología de forma sensata y positiva para el estudio y aprendizaje?
A continuación, os sugerimos una serie de aplicaciones muy interesantes para ayudar a los jóvenes en el control y organización del tiempo para que sean ellos, como mencionamos anteriormente, los verdaderos protagonistas de su aprendizaje, logrando mejorar, entre otros, sus técnicas y hábitos de estudio.
Algunas de estas aplicaciones son de gran ayuda para implementar algunas técnicas de organización de tiempo, como es la herramienta Pomodoro, una técnica que ayuda a ser más productivo mediante la correcta gestión del tiempo con el fin de crear nuevos hábitos y aprovechar más las horas laborales, de estudio y de creatividad.
Se trata de una excelente manera de limitar el tiempo que pasan los niños en las aplicaciones. Siguiendo esta técnica, el niño tiene un descanso de 5 minutos por cada 25 de estudio. Se pueden hacer pausas más prolongadas, de entre 15 y 30 minutos, siempre y cuando se hayan completado los primeros cuatro de estos períodos de estudio.
Para llevarla a cabo, has de seguir las siguientes instrucciones:
Realizar una lista de tareas pendientes.
Establecer el cronómetro en 25 minutos.
Trabajar en una única tarea de la lista hasta que el tiempo se agote.
Hacer un pequeño descanso, a ser posible en un lugar distinto.
Estas son algunas herramientas o apps que pueden ayudar a los jóvenes en sus estudios:
Google Calendar: aplicación muy útil para la organización y gestión del tiempo.
Todoist: herramienta ideal para hacer listas de tareas.
Freedom/Self-control: bloqueador de aplicaciones.
Forest: permite una utilización atractiva y amena de la técnica Pomodoro.
Coggle: transforma las notas/apuntes en mapas conceptuales.
Por supuesto, siempre recomendaremos períodos de desconexión completa de dispositivos en las vacaciones escolares, recurriendo a campamentos o programas de verano que se desarrollen completamente libres de ellas.
Pregúntanos por este tipo de programas en Inglaterra, Estados Unidos o Irlanda, ¡estaremos encantados de asesorarte!
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